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Cierto es que cada persona es única. Tan cierto como que cada uno de nosotros tenemos nuestra propia personalidad. Seguramente que si nos proponemos recoger las opiniones de varias personas entorno a un mismo concepto, nos daríamos cuenta de que cada uno expresaría su propio criterio. Luego serían opiniones dispares que atenderían a según qué parámetros, costumbres, hábitos, modos de vida, referentes culturales, y así podríamos seguir hasta intentar alcanzar a un largo etcétera.
Pienso que principalmente lo que nos guía a expresarnos es la personalidad, y dentro de nuestro subconsciente quizá intentamos encontrar diferentes patrones que puedan encajar con nuestra manera de pensar, ser y vivir; aspectos socio culturales. Algo parecido a lo que sucede cuando buscamos las piezas para encajar un puzle imaginario de propósitos, objetivos o intenciones. Éstas son piezas intangibles con formas irregulares, piezas que no son piezas, sino que son un conjunto de ideas, conceptos, referentes o incluso hábitos. Luego podríamos expresar que este grupo de piezas que conforman puzles imaginarios son las cualidades que constituyen a la persona, por tanto hablaríamos de la personalidad de cada uno.
Cada uno de nosotros tenemos una personalidad única, que nos distingue de los demás. Ese rasgo único y distintivo es la cualidad que nos confiere estilo. Muchas veces los demás nos reconocen por la manera que tenemos de hacer, de hablar, de vestir, de pensar, en definitiva la manera única que tenemos de expresarnos. El conjunto de éstas cualidades y características conforman la personalidad y las “maneras de” conforman el estilo. Se dice que si una persona se expresa con gusto, elegancia o distinción, es una persona con estilo. Al menos ésta es una de las acepciones que se recoge en la RAE sobre la palabra estilo. Bueno, yo ahí discrepo un poco, porque hay infinidad de estilos diferentes, como personas. Si intentáramos encontrar similitudes ya sí podríamos hablar de un estilo determinado.
Si hablamos de un etilo concreto, sin referirnos a las cualidades de las personas, sino a la manera de hacer, por poner un ejemplo, tendríamos que apreciar el grado de esa cualidad que lleva a hacer de una determinada manera, por lo tanto observaríamos el grado de disposición, el grado de elaboración, el grado de acabado, el grado de habilidad, el grado de conocimiento, el grado de experiencia, y en definitiva, el grado de virtud o de maestría para hacer algo; el arte es sí mismo. Percibir, valorar y apreciar esa cualidad única, ese estilo, ese arte, es apreciar y valorar aspectos únicos.
La propuesta de aportar valor añadido, es la propuesta de aportar creatividad a ese arte, a esa manera de hacer. La creatividad aporta un nuevo valor, aporta originalidad y nuevas formas de hacer, se crea un estilo único y original, aporta innovación que incluso podría ser tendencia. Por tanto el aprecio por el cuidado, por la calidad, por el saber hacer, por valores añadidos como son la innovación y la originalidad, es saber apreciar el valor de las ideas, es saber valorar la creatividad.
En el mundo profesional y en el escaparate virtual que es internet, podemos ver muchas propuestas diferentes que recogen el aprecio por lo artesanal, propuestas de servicios para elaborar objetos y estancias con estilo propio, con personalidad, propuestas fundamentadas en aspectos innovadores y originales que crean en definitiva tendencia y aportan valor a las ideas, como es el caso de la propuesta de http://www.valordelasideas.com
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